sábado, 1 de enero de 2011

SEGUIMIENTO



El seguimiento consiste en ir tras Jesús, andar su mismo camino. Se trata de una relación personal, una respuesta a la llamada de Jesús que exige la renuncia a la vida antigua y a uno mismo y una entrega total. Es una respuesta a la llamada para colaborar con Jesús en el servicio a los demás, en la obediencia (ob audire:escuchar las llamadas de Dios), en la praxis amorosa a favor de los menos favorecidos y marginados, sabiendo que esta práctica tiene un camino: el de la cruz y la resurrección.

El seguimiento de Jesús no se fundamenta en primer lugar en la comprensión de Jesús (adhesión intelectual).

Cristo llama a todo el hombre, con todos sus dones y facultades, para que le sierva en el mundo (adhesión existencial).

Según Conzelmann, «el seguimiento no es el camino hacia la perfección, sino la propia perfección que se exige. Esta aguda afirmación indica que, en el seguimiento, no se trata sobre todo de la relación de un hombre con Cristo que va delante. Estar cerca de él es ser perfecto: la cercanía constituye aquí la medida de la perfección: “seguir” significa caminar con Cristo como hicieron en otro tiempo los apóstoles»39.

Y como la permanencia junto a él no puede referirse al Jesús terreno, «seguir» significa que los discípulos deben situarse donde él se situó, en el mundo de los pobres, y adoptar como suyas las opciones de Jesús, transformando de ese modo la vida, colaborando para que el Reino de Dios, que es don y servicio, se realice en medio de nosotros.

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