sábado, 26 de marzo de 2011

JESUS DE NAZARET, EL HOMBRE LIBRE Y LIBERADOR


Jesús es el hombre enteramente libre: dueño de si mismo y de su propia vida, hasta disponer de ella con soberana libertad, sin temer ni a la muerte:
"Nadie me la quita (la vida), yo la entrego por decisión propia" (Jn. 10,18).
Libre en sus palabras para decir siempre la verdad; por eso:
"Tratan de matarme a mí, hombre que les he estado exponiendo la verdad que aprendí de Dios" (Jn. 8,40).
Lo reconocen hasta sus enemigos:
"Maestro, sabemos que eres sincero y que no te importa de nadie, porque tu no miras lo que la gente sea. No, enseñas de verdad el camino de Dios" (Mc. 12,14).
Libre para hacer siempre el bien que su conciencia le dictaba: hace lo que le parece que hay que hacer en aquel momento, y lo hace como le parece que hay que hacerlo:
"Yo hago siempre lo que le agrada a él" (al Padre-Dios) (Jn. 8,29).
Y es el liberador. Porque:
"para que seamos libres nos liberó Cristo Jesús" (Gal. 5,1).
Tenemos que mirar a Jesús, largamente, en profundidad, para descubrir de qué libertad se trata, qué es ser hombre libre, cómo ir haciéndonos dueños del bien más preciso que tenemos: la libertad. Jesucristo, el hombre libre y liberador es, pues, nuestro espejo, nuestra guía.

Significado de la palabra “Salmo”



La denominación salmos (psalmoí) que aparece en el NT (Lc 20,42; He 1,20; 13,33) es fruto de la Biblia de los Setenta, donde se usa esta palabra para denominar la libro que contiene 150 “canciones” (El libro de los Salmos). Sin embargo, la Biblia hebrea no da ningún título a esta parte del AT; en hebreo, al conjunto de estas alabanzas se la conocía como Tehillim (= salterio).

Entonces, “Salmo” es la palabra que la Biblia de los Setenta utiliza para traducir el hebreo hizmór (Cf. Sal 57), palabra que significa “canción/oración cantada y acompañada por instrumentos musicales”. Algunos salmos incluyen indicaciones de cómo deben ser cantados, v.g. “del Maestro de coro, para instrumentos de ocho cuerdas. Salmo de David” (Sal 12,1);”del maestro de coro, según la cierva de la aurora. Salmo de David” (22,1). Los salmos, por tanto, nacieron para ser cantados, lo que no quiere decir que no podamos orarlos..