miércoles, 28 de julio de 2010

MUÉSTRAME TU GLORIA



Muchas veces venimos a nuestras iglesias, y en nuestra mente y corazón vamos con la idea de recibir algún regalo de Dios; alguna bendición que me hace falta, una palabra profética que sea la base de una decisión que debo tomar, etc. Nos preocupamos tanto por lo que podamos ó no recibir, que nos olvidamos de lo que tenemos que dar. 

En variadas ocasiones olvidamos que el secreto para que los cielos se abran sobre nosotros es usar una llave que Dios nos entregó llamada adoración. La adoración es el arma y llave que el Señor nos ha entregado para abrir los cielos sobre nosotros, para hacer que la lluvia de bendiciones caigan sobre nosotros, nuestras familias, tierras, empleos, e iglesias. 

Ahora bien, cuando tú y yo vamos al culto para que Dios nos resuelva un problema, y nos olvidamos de adorarlo y rendirle el corazón, y nos preocupamos más por lo que Dios hará conmigo, en vez de lo que yo daré y haré con Dios, entonces caemos en la indiferencia ante Su presencia. Y si la adoración es llave que abre los cielos sobre nuestras vidas, entonces la indiferencia es la llave que cierra los cielos sobre nosotros. 

Recuerdo una vez que fui a ministrar en una noche profética. Fui uno de los profetas que invitaron para traer palabra de guía al pueblo. Pero en medio de la alabanza tuve luchas, y le pregunté al Señor que estaba ocurriendo. De repente vino la voz del Señor a mi y me dijo: "Lo que sucede es que hay personas que no vinieron a adorarme. Vinieron a buscar una palabra de profecía para luego irse. Te mostraré los pensamientos de ellos". Entonces fue como si yo podía oír literalmente lo que algunas personas estaban pensando. Y entiéndeme, esto no es ocultismo, es una revelación del Espíritu Santo. Y podía oír los pensamientos de personas que se decían a sí mismas: "Desde que reciba mi palabra, me iré de acá..." 

Ni siquiera fueron para adorar a Dios, sino para "recibir" una palabra que les ayudaría a resolver sus problemas. No es que no vayamos a la iglesia esperando a que Dios nos dé una estrategia para resolver nuestras crisis, al contrario, siempre hay que tener atento el oído cuando Dios quiere hablarte para darte alguna estrategia. 

El problema está cuando ponemos a nuestra necesidad por encima de Dios. Y ése es el error de muchos. No está de más el decirles que cuando subí a esa plataforma en aquella iglesia, les dije lo que Dios me había revelado, y cuando el pueblo comenzó a adorar de corazón, cayó una gloria de Dios como nunca antes había yo sentido en aquel lugar. 

Creemos muchas veces que estamos en el Lugar Santísimo, cuando ni siquiera estamos tocando el Lugar Santo. Creemos que cuando ejercemos nuestro método de adoración agradamos a Dios, y muchas cosas que hacemos para Dios no son adoración. Dios anhela que traspasemos nuestros límites. Si la creación de Dios anhela la manifestación de los hijos de Dios, entonces Dios anhela la búsqueda de aquellos que tienen hambre de Él. 

Este mensaje es para toda persona que está cansada de lo mismo, y quiere ver algo diferente de Dios. Es para las personas que no se conforman sólo con un poco de Dios, sino que se quieren llevar el botín entero. Quiero hablarte de una persona que no tuvo temor de traspasar los límites, con tal de ver al Señor en todo su esplendor. Acompáñame al libro de Éxodo 33:12-15, 17-20 

Y dijo Moisés a Jehová: Mira, tú me dices a mí: Saca este pueblo; y tú no me has declarado a quién enviarás conmigo. Sin embargo, tú dices: Yo te he conocido por tu nombre, y has hallado también gracia en mis ojos. Ahora, pues, si he hallado gracia en tus ojos, te ruego que me muestres ahora tu camino, para que te conozca, y halle gracia en tus ojos; y mira que esta gente es pueblo tuyo. Y él dijo: Mi presencia irá contigo, y te daré descanso. Y Moisés respondió: Si tu presencia no ha de ir conmigo, no nos saques de aquí. Y Jehová dijo a Moisés: También haré esto que has dicho, por cuanto has hallado gracia en mis ojos, y te he conocido por tu nombre. El entonces dijo: Te ruego que me muestres tu gloria. Y le respondió: Yo haré pasar todo mi bien delante de tu rostro, y proclamaré el nombre de Jehová delante de ti; y tendré misericordia del que tendré misericordia, y seré clemente para con el que seré clemente. Dijo más: No podrás ver mi rostro; porque no me verá hombre, y vivirá. 

Moisés era el instrumento de Dios para enviar las plagas a Egipto, Dios lo usó para divir el mar en dos partes, hablaba con Dios cara a cara, y sin embargo, aún así le dice al Señor: "Dios, yo sé que tú eres grande, por eso no quiero conformarme con nada de lo anterior. Yo quiero ver tu rostro, quiero ver tu esplendor. Quiero que me muestres tu gloria..." Moisés era del tipo de hombre que nunca dejaba de tener hambre de Dios, siempre estaba dispuesto a hacer lo que sea con tal de agradar a Dios. 

Ahora bien, antes que tú y yo veamos la gloria de Dios, tenemos primero que avanzar a través de los niveles para alcanzar dicha gloria. Y el primer paso es caminar con la presencia de Dios. Ahora bien, ¿qué es la presencia de Dios? Éxodo 33:13-14 dice: "Ahora, pues, si he hallado gracia en tus ojos, te ruego que me muestres ahora tu camino, para que te conozca, y halle gracia en tus ojos; y mira que esta gente es pueblo tuyo. Y él dijo: Mi presencia irá contigo, y te daré descanso." 

La presencia de Dios es la que se encarga de confirmar Su voluntad para tu vida. La presencia de Dios es lo que te ayuda a caminar conforme a Su voluntad; y al mismo tiempo es lo que te da descanso y éxito. El problema de muchos de nosotros es que queremos gloria de Dios, pero no queremos caminar conforme a los caminos del Señor. Queremos gloria de Dios, pero no nos queremos someter al Señor. Si la presencia de Dios es lo que confirma Su voluntad, ¿por qué no estamos alineados a la voluntad perfecta del Padre? 

Es como el muchacho que conoce a la muchacha, y se atraen, entonces él va a orar y dice: "¿Es ella la mujer que me tienes, Señor?". Y aunque Dios no le confirma ni nada, se hace novio de ella. Y salen juntos, van al cine, salen a cenar, y luego de tener 3 meses de noviazgo, vuelve a orar diciendo: "Dios mío, ¿ella es la que tú me tienes para mí? Porque la paso bien con ella, pero no sé si es tu voluntad". Y luego pasa 1 año y medio, y ya están para casarse, entonces, delante del altar, el muchacho ora en su mente diciendo: "Señor, este sería un buen momento para decirme si es tu voluntad que me case con ella o no. Dios mio, habla ahora, o calla para siempre..." 

Tomamos decisiones que afectarán nuestro futuro, y ni siquera contamos con la aprobación del Señor. Tal vez no nos pase con una novia, pero si con un empleo que no es la voluntad del Señor. Recuerdo una vez que tomé un empleo, no hace mucho tiempo de eso. Y cuando le pregunté al Señor si era su voluntad, no obtuve respuesta. Pero sentía en mi corazón que no debía tomar ese empleo. Aún así entré y comencé a laborar en esa empresa, pero seguía sintiendo en mi corazón que no era la voluntad de Dios. Claro, olvidé que no era la voluntad de Dios cuando recibí mi primer cheque. Pero pasaron los meses y todo terminó en desastre. Luego vino la voz del Señor y me dijo: "No era mi voluntad perfecta". 

Nuestro problema como cristianos es que tomamos decisiones que no provienen de Dios. Y cada vez que tomamos decisiones que no vienen de Dios, suceden 3 cosas: nos alejamos de su gloria, nos alejamos de sus propósitos perfectos y terminamos estropeados y destruidos porque no hubo respaldo del Señor. 

Moisés quería contar con la aprobación del Señor, y conocer sus caminos; porque el anhelo de Moisés era agradar en todo momento al Señor. Y antes de ver la gloria del Señor, tenemos que caminar respaldados por Él. ¿Éstas dispuesto a dejar lo que no es su voluntad, y tomar lo que sí es su voluntad, a pesar de las consecuencias que pueda traer sobre tu vida? Yo tuve que dejar ese empleo en fe, aunque no tenía ningún otro, porque determiné agradar al Señor por encima de mi bienestar. Si determinas agradar al Señor aún por encima de tu bienestar, estás a un paso más cerca para poder ver su gloria.

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